lunes, 23 de diciembre de 2013

¿LA HISTORIA SE REPITE? ... O NO

Desde 2008 el tema recurrente en todos los foros, desde los económicos hasta los domésticos es “la crisis”. Desde que la gran mayoría de nosotros tenemos uso de razón no oímos hablar de otra cosa que crisis, a nivel mundial, nacional, autonómico y en nuestras familias.

Se me ocurre hurgar un poco para saber si esto es un invento nuevo del siglo XXI o se trata de una maldición bíblica a la que estamos sometidos los humanos por el mero hecho de serlo, y he aquí que descubro que la actual situación de depresión mundial no ha sido la primera ni por desgracia será la última.

Allá por el siglo XVIII Adams Smith hablaba de ciclos económicos como una sucesión de caídas y auges de la economía a lo largo de un periodo de tiempo, de forma que el crecimiento económico no se dibuja como una línea continua, así a una época de crisis le sigue una etapa de crecimiento.

Retrocediendo en el tiempo me doy de bruces con la crisis de 1929 que nace, en principio en Estados Unidos, con un hundimiento de la renta per cápita, de los ingresos fiscales, los beneficios y los precios. El desempleo creció hasta límites insostenibles y como consecuencia el empobrecimiento de la población. Esta situación se extendió por todos los países y se mantuvo hasta la década de los cuarenta, siendo el periodo de crisis mas largo conocido.

Actualmente, ya son seis años los que padecemos una situación que guarda muchas similitudes con aquella. Ambas se produjeron básicamente por los mismos motivos, un crecimiento desmesurado que provocó una gran confianza de los inversores para obtener dinero fácilmente y un incremento espectacular del crédito, debido a la falta de percepción del riesgo por ambas partes: inversores y entidades bancarias, los primeros presa de una alegría consumista (a crédito) y los segundos ante la perspectiva de pingües beneficios.

La crisis del 29 se desató por la gran especulación bursátil, muchos ciudadanos invirtieron en bolsa con dinero prestado ante la expectativa de grandes beneficios debido a que la Reserva Federal bajo los intereses hasta el 1% con lo cual los bancos prestaban con intereses muy bajos y en la actualidad la causa ha sido la especulación inmobiliaria, las llamadas hipotecas subprime o hipotecas basura, concedidas a clientes de alto riesgo, sin capacidad de devolver el crédito concedido, ante la certeza de que con la vivienda adquirida en caso de impago cubrirían la deuda, incluso con beneficios; pero estas expectativas se han caído por su peso. La caída del precio de la vivienda ha puesto en situación muy comprometida a muchas entidades bancarias, incluso las han llevado a la quiebra.

Ambas situaciones me hacen pensar que la cautela en el manejo de las finanzas, a todos los niveles, familiar, de las administraciones, de las entidades bancarias, etc., el alejarse de alegrías que no se sustentan en realidades tangibles, lleva o puede llevar a una euforia colectiva que desemboca en estas recesiones.

La situación actual para la resolución de la crisis difiere mucho de la que se daba en 1929; podemos decir que la globalización de los mercados provoca que las soluciones que se adopten sean a la vez globales, al contrario que en la anterior crisis en la que cada país adoptó sus propias medidas, además los mecanismos de intervención de los Estados para regular el sistema financiero actualmente se suponen más eficaces, ya que existen herramientas suficientes para, al menos, atenuar las consecuencias y evitar el desplome de las economías.

Bien, llegados a este punto, parece que a día de hoy, si bien los “brotes verdes” no se perciben por la gente de a pie, que sigue sufriendo todo tipo de recortes, si se vislumbra un horizonte al menos no tan desalentador.

Para finalizar, unas últimas reflexiones: el retroceso en el Estado del Bienestar provocado por la actual crisis no me parece que se pueda recuperar en muchos años (si se recupera) y como consecuencia de ello, esta generación que estamos preparándonos para acceder al mercado laboral, hemos de plantearnos cambiar las concepciones asumidas hasta ahora, ya que para lograr nuestras metas hemos de invertir mayor esfuerzo y desarrollar nuevas capacidades


                          .Busca las diferencias


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