miércoles, 25 de diciembre de 2013

TURISMO Y COMERCIO EXTERIOR, TABLAS DE SALVACIÓN DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA

En medio de la crisis que estamos padeciendo, la economía española, con una deuda pública que parecía imposible de controlar y una tasa de paro elevadísima, puede haber encontrado parte del remedio a sus males en dos fuentes procedentes de fuera, el comercio exterior y el turismo extrangero.

El incremento de las exportaciones, frente al estancamiento de la demanda interna, ha supuesto una sorpresa en la recesión ya que ha crecido incluso en los momentos en los que la economía de la zona euro se contraia, llegando a suponer el 30% del PIB. Este aumento de las exportaciones, puede deberse a que se exporta a mayor número de países, aunque Francia y Alemania siguen siendo los principales destinos y a la mejora de la competitividad experimentada por las empresas españolas.

Ahora es necesario asentar estas cifras, para lo cual habrá que hacer frente a tres retos, en primer lugar hay que incrementar el grado de sofisticación de las exportaciones, para obtener mayores márgenes de beneficio, en segundo lugar diversificar las materias que se expotan y por último ampliar las exportaciones a mercados con mayor potencial de crecimiento y confiar en que nuestros principales destinos en la zona euro crezcan, con lo que aumentará su demanda. No se ha olvidar la conveniencia de que las empresas que exportan adquieran una estructura adecuada.

De otra parte, el turismo se ha constituido de nuevo como el salvador de la economía española y en 2013 parece consolidarse como el otro gran pilar de la recuperación. En épocas de crecimiento económico, el sector turístico crecía a mayor velocidad y llegada la crisis, ha decrecido menos que el resto de los sectores. Su comportamiento en 2013 que se inicia en negativo, sufre un giro a mediados de año debido al fuerte incremento de visitantes extranjeros que ha compensado el descenso de la demanda interior.

Esta recuperación del turismo exterior se debe en gran parte a los graves problemas que han surgido en destinos rivales del Mediterráneo, como Túnez, Turquía y Egipto que han provocado el desvío de la demanda hacia la asentada y bien considerada estructura turística española así, como a la mejora de la economía de países como Reino Unido, Francia y Alemania, de donde proceden muchos de nuestros turistas. Tambien hay que señalar el incremento de visitantes procedentes de paises como Rusia y Paises Nórdicos.

Pero esta recuperación del turismo no afecta por igual a todos los destinos, siemdo las más beneficiadas las regiones con un negocio orientado al turismo vacacional, fundamentalmente las costas y las islas, por el contrario las regiones interiores, receptoras de turismo nacional, aún habiendo disminuido sus precios considerablemente no logran cubrir costes ya que la demanda nacional no se recupera.

Ahora es necesario sentar bases firmes para que la recuperación experimentada a corto plazo en estos sectores, se sostenga en el tiempo, para ello hay fidelizar a esa parte de turistas que nos han visitado a consecuencia de la incertidumbre política exixtente en otros destinos vacacionales, asentar la creciente afluencia de visitantes de países que tradicionalmente no nos consideraban principal destino vacacional, como Rusia y confiar en la recuperación económica que permita el aumento de la demanda turística nacional.

Definitivamente estos dos sectores están contribuyendo a amortiguar la crisis; pero de ahí a que se puedan considerar el motor del crecimiento económico y la recuperación hay una gran diferencia, ya que el verdadero despegue de la economía española ha de sustanciarse en el aumento del consumo y de la inversión para lo que es necesario que se restablezca el crédito por parte de las entidades bancarias; pero todo ello depende de nuevo en gran medida de la recuperación de las economías europeas.



España busca la salida de la crisis... fuera de España,Datos macroeconómicos, economía y política - Expansión.com



El turismo se asegura un 2013 histórico con récord de llegadas,Sector transporte. Expansión.com


¿Quién se beneficia (y quién no) del boom del turismo extranjero?,Sector transporte. Expansión.com





EL PRECIO DE LA TARIFA ELÉCTRICA

Durante los últimos días del año, el tema estrella en todos los foros está siendo el incremento de precio de la tarifa eléctrica. Al hilo de la noticia, se me ocurre una breve reflexión sobre la conveniencia o no, de la intervención del Estado como agente regulador y de la idoneidad del mecanismo establecido para fijar el precio de la energía eléctrica.

Para entender la situación, hemos de remontarnos a 1997, fecha en la que se liberalizó el sistema eléctrico español, aunque las tarifas reguladas no desaparecieron hasta 2009. Hemos de explicar que el recibo que pagamos costa de dos conceptos, el 56% son costes regulados, aquellos que se consideran necesarios para suministrar energía y son fijados por el gobierno y el 44% restante corresponde a la parte liberalizada y son los costes de producción de energía.

Los costes regulados (56%) incluyen el denominado peaje eléctrico, cuyo importe .corresponde al coste del transporte de la energía desde los generadores hasta nuestras viviendas, así como distintas primas como las de fomento de energías renovables, subvenciones al suministro eléctrico a las islas, Ceuta y Melilla, etc. Este precio es regulado por el gobierno que ha establecido una subida del 2%, nunca puede superar por ley al IPC.

La parte liberalizada (44%), no controlada por el gobierno, se fija mediante subastas de electricidad, que se inician a precios elevados que van descendiendo hasta que los ofertantes, las empresas generadoras de energía se retiran al considerar que no pueden ofrecer un precio mas bajo.

Establecido de esta forma el precio que los consumidores hemos de pagar, este debería cubrir todos los costes del sistema; pero esto no es tan sencillo, desde 2002 se han ido generando pérdidas, es el llamado deficit de tarifa, se trata ni mas ni menos que de una deuda reconocida de los consumidores con las empresas eléctricas que ha de devolverse en un plazo de 15 años. Esta deuda se coloca en el mercado de deuda en forma de bonos, igual que se hace con la deuda del Estado o la de las empresas. Así, con el aval del Estado, las eléctricas van recuperando lo que las normas han establecido que se les debe. El problema es que se coloca ofreciendo una rentabilidad al inversor que compra los títulos, y ese interés se convierte en un coste que pasa a engrosar el mismo déficit, para paliarlo el gobierno ha adoptado diversas medidas, entre ellas la aportación de 3.100 millones de euros; pero en diciembre dió marcha atrás a esta decisión.

La situación no parece muy alagüeña, pero lo peor estaba por llegar, en la última subasta eléctrica, el precio alcanzado ha sufrido un incremento del 25,6%, ya que los ofertantes se retiraron en masa, con la repercusión que ello tiene para los consumidores. Tan alto ha sido el incremento que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia han invalidado la subasta ante “la concurrencia de circunstancias atípicas en el desarrollo de la misma”.

Así las cosas, el debate está servido. La legislación vigente sobre fijación de precios eléctricos que en su día se promulgó para resolver la situación del momento, ha resultado inoperante, creándose una enorme burbuja que urge desinflar, para ello el gobierno anuncia un nuevo decreto para principios de año, que establezca un sistema más transparente y competitivo para el establecimiento de un precio de forma objetiva.

Tarea que se presume ardua y dificil para el ejecutivo y que me lleva a la reflexión que dió inicio a esta entrada y que no es otra que el eterno dilema: ¿Es conveniente la intervención de los gobiernos en las economías?
¿Sigue vigente el debate Keynes vs Hayek?.

Dificil de contestar, pero tan simple como cuestionarse si es lícito dejar a los consumidores en la actual situación de crisis a merced de las especulaciones de los mercados, solo interesados por sus beneficios o que los gobiernos como garantes de unos niveles mínimos de asistencia a sus ciudadanos establezcan mecanismos de intervención, aún a costa del incremento del gasto público.

Finalmente solo nos queda encomendar nuestra alma al altísimo y confiar en que nuestros gobernantes atinen en establecer unas reglas de juego que por un lado contenten la voracidad de la empresas eléctricas y por otro, impidan que como siempre, los consumidores seamos los últimos paganinis de cada burbuja económica que aparezca, llámese inmoviliaria, financiera, o de cualquier tipo.

ENLACES:





lunes, 23 de diciembre de 2013

¿ME CAMBIAS TU CASA POR UN TULIPAN?

Efectivamente estamos hablando de la ``Tulipomania´´ , la crisis de los tulipanes del siglo XVII en Holanda fue la primera burbuja financiera de la historia económica.
El embajador holandés en Turquía, Ogier Ghislaine de Busbecq, quedo encantado con la grandiosidad de dichos bulbos, por lo que los convirtió en objeto de obsequio a sus amistades en Holanda. La sociedad holandesa a todos los niveles quedo hipnotizada por la belleza de los tulipanes. Todo el mundo quería tener uno en su jardín o en su balcón.
La bolsa de Amsterdam era una de las mas dinámicas y concurridas de la época en la que se hacían transacciones con todo tipo de productos, en la cual el tulipán encajaba a la perfección. El bajo precio del bulbo debido a que no había gremios que lo controlasen y la facilidad para su cultivo permitió a las clases menos adineradas el acceso a estos preciados bulbos.
Todo esto provocó una gran especulación entorno a estas flores, los rumores de enriquecimiento surcaron Europa y la gran demanda provocó que se disparasen los precios de los mismos. Esta locura fue incentivada por la buena situación económica por la que se atravesaba, el comercio de bulbos se hacia también en tabernas, llamados colegios.
En estos lugares se cuajo la gran especulación, al tiempo que se comía y bebía. Este intenso comercio disparó los precios, asi un bulbo llego a costar lo mismo que una de las mejores casas en el centro de la ciudad.
A su vez, apareció un mercado de futuros llamado Windhandel, en el que los vendedores prometían entregar un bulbo a la primavera siguiente y los compradores adquirían el derecho a la entrega. Este tipo de negocio es muy peligroso ya que el valor puede variar durante el período de espera, además esos derechos pasaban de unas manos a otras multiplicando su precio.
Tal fue el trapicheo que la mayoría de las veces los bulbos no llegaban a entregarse, pero toda esta demencia quebró cuando llegó el momento de entregar los tulipanes. Se extendió el rumor de que nadie quería comprar y las ordenes de venta se dispararon, con este exceso de oferta el precio cayó en picado arruinando a multitud de personas que habían invertido sus ahorros en el bien. Así fue como estalló la primera burbuja financiera de la historia que marcaría las pautas en las posteriores.
La historia se repite una y otra vez cuando se trata de burbujas financieras. El hombre es incapaz de no cometer los mismo errores: endeudamiento, avaricia, inconsciencia. Por eso, lo mejor es evitarlas poniendo las condiciones legales adecuadas para contener esa tendencia natural.

POLÍTICA AGRARIA COMUNITARIA (PAC)

Existe un debate abierto a nivel de calle a cerca de la conveniencia del mantenimiento de la P.A.C., se ha difundido la idea de que se trata de una política muy gravosa para el contribuyente que solo ha conseguido beneficios para los agricultores y causante en parte del subdesarrollo de los países del tercer mundo.
Nada más alejado de la realidad, ya que desde sus inicios hasta nuestros días, con las variaciones impuestas por el desarrollo de los acontecimientos y la incorporación de nuevos países, mantiene su razón de ser y se constituye en uno de los pilares fundamentales de las políticas de la Unión Europea.
El origen de la Política Agraria Comunitaria se remonta a finales de los años 50, concretamente al año 1957 con la firma del Tratado de Roma por las seis naciones integrantes de la Comunidad Económica Europea ( Alemania Occidental, Francia, Italia, Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos) con el fin de establecer un marco común de su actividad agrícola y aún con el recuerdo de las penurias sufridas tras la Segunda Guerra Mundial, con unos principios, la unidad de mercado, preferencia comunitaria y solidaridad financiera y con unos objetivos básicos:
  • Asegurar una oferta estable de alimentos sanos y asequibles a la población de la Unión Europea.
  • Proporcionar un nivel de vida razonable a los agricultores comunitarios, permitiendo, al mismo tiempo, la modernización y el desarrollo de la industria agroalimentaria.
  • Asegurar que todas las regiones de la Unión Europea puedan mantener su agricultura.
Para conseguir estas metas fue necesario establecer mecanismos de financiación que permitieran compensar económicamente a los agricultores a cambio del servicio que prestan a los ciudadanos europeos, mediante un sistema de subvenciones que les garantizara precios elevados.
Para la financiación la política agraria se creó el FEOGA (Fondo Europeo Orientación y Garantía Agraria), dividido en dos secciones el FEOGA-Garantía (actualmente FEAGA),que financia los gastos derivados de la aplicación de las políticas de mercados ( establece precios agrarios comunes y organiza la protección frente a terceros países) y el FEOGA- Orientación, (actualmente FEADER),encargado de financiar la política estructural (ayudas a la modernización de explotaciones, la instalación de jóvenes agricultores y el desarrollo rural).
A mediados de los años ochenta, las medidas adoptadas provocan un incremento enorme de la producción, mientras que el consumo no lo hizo al mismo ritmo, provocando unos excedentes de los que hubo que deshacerse, mediante exportaciones subvencionadas, donándolos a terceros países, almacenándolos con subvenciones o destruyéndolos directamente, ello provoca distorsiones en el mercado.
Todo ello provoca una opinión pública desfavorable, que unida a la incorporación de nuevos países hace necesaria una reforma que se acomete en 1992 con la que se pretende controlar el gasto comunitario, distribuir equitativamente el presupuesto entre todos los estados miembros, conseguir una producción de calidad respetuosa con el medio ambiente. Así mismo mediante el segundo pilar se potencia el Desarrollo Rural y se intentan diversificar las actividades más allá de la agricultura.
Las medidas que se adoptan para conseguir estos objetivos son el abandono de la política de apoyo a los precios agrarios que se sustituyen por ayudas a la renta, control de la producción con el establecimiento de cuotas nacionales y primas al abandono de la producción, todo ello junto a políticas de acompañamiento, cofinanciadas por los estados miembros, programas de protección del medio ambiente, forestación de tierras, jubilación anticipada, todo ello como preparación a la necesaria liberalización de los mercados.
La ampliación de la U.E, las restricciones presupuestarias generadas por la unión monetaria (euro), la creciente competitividad de productos de terceros países y una nueva ronda de negociaciones de la OMC, hacen necesaria una nueva reforma, plasmada en la llamada Agenda 2000, introduciendo conceptos como modulación de las ayudas, apoyo a la creación de empleos complementarios en el medio rural y potenciación del Desarrollo Rural, como clave de la vertebración del medio rural.
A lo largo de esta andadura, se han conseguido buena parte de los objetivos previstos, no así otros y han surgido nuevos retos, haciendo necesaria la adopción de sucesivas medidas para el logro de nuevos objetivos, como son:
  • Procurar el bienestar de la sociedad rural.
  • Mejorar la calidad de los alimentos y su grado de inocuidad.
  • Asegurar la protección del medio ambiente en beneficio de las futuras generaciones.
  • Mejorar las condiciones sanitarias de los animales y su bienestar.
En 2009, se lleva a cabo el llamado Chequeo Médico de la PAC, tomando nuevas medidas como la consolidación del pago único, modulación creciente de las ayudas, simplificación administrativa, todo ello con la vista puesta en el desacoplamiento total de las ayudas.
Así las cosas ya se ha puesto en marcha una nueva reforma que culminará en 2020, (Horizonte 2020), cuyos objetivos son: reorganizar y hacer converger los pagos directos, priorizar a los preceptores de las ayudas, proteger a los mercados de la volatilizad, equilibrar la cadena alimentaria y potenciar el desarrollo rural y la sostenibilidad del medio ambiente.
En su conjunto la financiación de la PAC cuesta aproximadamente 50.000 millones de euros al año; cantidad relativamente modesta y que está descendiendo en relación al PIB comunitario (0,54 % del PIB comunitario, a principio de los 90; 0,43%, en 2004 y, en 2013 será de 0,33%).
A nivel individual el coste de la PAC supone que cada ciudadano europeo contribuye a su financiación con 2 euros a la semana. Si se tiene en cuenta que gracias a ese coste se garantiza un suministro de alimentos sanos y la vitalidad del medio rural, no se puede concluir que la PAC sea cara.
Como conclusión podemos afirmar que la Política Agraria Comunitaria tiene luces y sombras, pero hay que destacar en su defensa que constituye un sector estratégico y único, es la piedra angular de la integración europea y la política más común de la U.E de los 27, vertebra el territorio y mantiene las zonas rurales vivas, genera vida, riqueza y bienestar, la seguridad alimentaria y la trazabilidad de los alimentos son sus mayores activos.
Bibliografía:
pendientedemigracion.ucm.es/info/eid/prof/FALONSO/pac1.pdf
‎www.unionsagrarias.org/futurodelaPAC/docs/manualPAC.pdf
‎ 

¿LA HISTORIA SE REPITE? ... O NO

Desde 2008 el tema recurrente en todos los foros, desde los económicos hasta los domésticos es “la crisis”. Desde que la gran mayoría de nosotros tenemos uso de razón no oímos hablar de otra cosa que crisis, a nivel mundial, nacional, autonómico y en nuestras familias.

Se me ocurre hurgar un poco para saber si esto es un invento nuevo del siglo XXI o se trata de una maldición bíblica a la que estamos sometidos los humanos por el mero hecho de serlo, y he aquí que descubro que la actual situación de depresión mundial no ha sido la primera ni por desgracia será la última.

Allá por el siglo XVIII Adams Smith hablaba de ciclos económicos como una sucesión de caídas y auges de la economía a lo largo de un periodo de tiempo, de forma que el crecimiento económico no se dibuja como una línea continua, así a una época de crisis le sigue una etapa de crecimiento.

Retrocediendo en el tiempo me doy de bruces con la crisis de 1929 que nace, en principio en Estados Unidos, con un hundimiento de la renta per cápita, de los ingresos fiscales, los beneficios y los precios. El desempleo creció hasta límites insostenibles y como consecuencia el empobrecimiento de la población. Esta situación se extendió por todos los países y se mantuvo hasta la década de los cuarenta, siendo el periodo de crisis mas largo conocido.

Actualmente, ya son seis años los que padecemos una situación que guarda muchas similitudes con aquella. Ambas se produjeron básicamente por los mismos motivos, un crecimiento desmesurado que provocó una gran confianza de los inversores para obtener dinero fácilmente y un incremento espectacular del crédito, debido a la falta de percepción del riesgo por ambas partes: inversores y entidades bancarias, los primeros presa de una alegría consumista (a crédito) y los segundos ante la perspectiva de pingües beneficios.

La crisis del 29 se desató por la gran especulación bursátil, muchos ciudadanos invirtieron en bolsa con dinero prestado ante la expectativa de grandes beneficios debido a que la Reserva Federal bajo los intereses hasta el 1% con lo cual los bancos prestaban con intereses muy bajos y en la actualidad la causa ha sido la especulación inmobiliaria, las llamadas hipotecas subprime o hipotecas basura, concedidas a clientes de alto riesgo, sin capacidad de devolver el crédito concedido, ante la certeza de que con la vivienda adquirida en caso de impago cubrirían la deuda, incluso con beneficios; pero estas expectativas se han caído por su peso. La caída del precio de la vivienda ha puesto en situación muy comprometida a muchas entidades bancarias, incluso las han llevado a la quiebra.

Ambas situaciones me hacen pensar que la cautela en el manejo de las finanzas, a todos los niveles, familiar, de las administraciones, de las entidades bancarias, etc., el alejarse de alegrías que no se sustentan en realidades tangibles, lleva o puede llevar a una euforia colectiva que desemboca en estas recesiones.

La situación actual para la resolución de la crisis difiere mucho de la que se daba en 1929; podemos decir que la globalización de los mercados provoca que las soluciones que se adopten sean a la vez globales, al contrario que en la anterior crisis en la que cada país adoptó sus propias medidas, además los mecanismos de intervención de los Estados para regular el sistema financiero actualmente se suponen más eficaces, ya que existen herramientas suficientes para, al menos, atenuar las consecuencias y evitar el desplome de las economías.

Bien, llegados a este punto, parece que a día de hoy, si bien los “brotes verdes” no se perciben por la gente de a pie, que sigue sufriendo todo tipo de recortes, si se vislumbra un horizonte al menos no tan desalentador.

Para finalizar, unas últimas reflexiones: el retroceso en el Estado del Bienestar provocado por la actual crisis no me parece que se pueda recuperar en muchos años (si se recupera) y como consecuencia de ello, esta generación que estamos preparándonos para acceder al mercado laboral, hemos de plantearnos cambiar las concepciones asumidas hasta ahora, ya que para lograr nuestras metas hemos de invertir mayor esfuerzo y desarrollar nuevas capacidades


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Bibliografía:



REPERCUSIÓN DE UNA GUERRA CIVIL

  Previa a la realización de este pequeño ensayo sobre las consecuencias de las guerras en la economía de los países, creo conveniente realizar una aseveración, no es otra que las guerras suponen uno de los episodios mas dramáticos  en la historia de cualquier país, a nivel humano, social y económico. Si sus consecuencias tardan décadas en mitigarse, las heridas en el alma de las personas que las sufren permanecen durante todas sus vidas.
  Me decido, después de dudarlo mucho, por analizar las consecuencias que sobre la economía española tuvo la guerra del 36, ya que supuso un episodio particular, ajeno a las grandes contiendas europeas y de cuyas repercusiones, debido al aislamiento secular de nuestro país se tardaría en salir muchos años.
  La economía española anterior a la guerra civil era de tendencia proteccionista a causa de la caída de la inversión extranjera, la crisis agrícola del cereal y las dificultades de la industria textil catalana. Ello desembocó en  medidas de protección tales como una política de protección arancelaria tanto para las nuevas actividades como para las ya consolidadas, se implantaron medidas de apoyo a la producción nacional y por último una política de mayor intervencionismo económico por parte del Estado.
  En este contexto se inició un proceso de industrialización que se vio favorecido por la entrada de capitales procedentes de la repatriación coloniales, la influencia de la primera guerra mundial y las exportaciones de mineral del País Vasco.
  Las bases de la economía resultantes de esta economía proteccionista, durante la primera mitad del siglo XX fue la existencia de una zona agraria interior dedicada al cultivo extensivo con bajos rendimientos, que subsistía gracias a una rígida protección y reserva del mercado interno, destinándose la totalidad de sus productos al consumo interno del país.
Existía por otro lado una zona periférica industrial, que producía fundamentalmente para el mercado nacional, puesto que los costes con los que funcionaba y su productividad le impidan competir en el mercado exterior. Fueron también industrias necesitadas de una fuerte y progresiva protección.
Por último también existía una zona mediterránea exportadora que vendía parte de sus productos al exterior y aportaba las reservas exteriores necesarias para adquirir las importaciones que permitían el funcionamiento de las industrias más protegidas.
  El panorama económico español en los años 30, con una débil industria situada en la periferia y un gran predominio del sector primario, sobre todo cerealista con bajos rendimientos, agravado por la crisis mundial surgida del desastre de 1929, unidos al aumento de la conflictividad social, dieron lugar ante las tendencias ideológicas desarrolladas en Europa a una situación propicia para el inicio de la guerra.
  La guerra supuso una catástrofe económica debida a múltiples factores:
-  Pérdidas demográficas causadas directa o indirectamente por el conflicto. Se calcula en quinientos mil los  muertos, sobre todo entre la población más joven y activa. A ello se une la reducción de la natalidad y el exilio republicano.
-  Destrucción del débil tejido industrial existente, en los años de posguerra la actividad económica volvió a ser básicamente agraria.
-  Destrucción de infraestructuras, vías de comunicación y viviendas.
-  Aumento de la deuda externa y pérdida de las reservas de oro del Banco de España, utilizadas por el gobierno de la República para pagar la ayuda recibida de la Unión Soviética.
La guerra significó una verdadera fractura en la sociedad y en la economía del país que marcó la vida de varias generaciones, agravado por el estancamiento que se produjo en la postguerra debido al aislacionismo internacional y al estallido de la Segunda Guerra Mundial.
La economía española  se basó principalmente en la agricultura, cuyas producciones se destinaron al autoabastecimiento, ya que no era posible importar productos.  El intervencionismo del estado era asfixiante con numerosas trabas burocráticas que impedían aún más el desarrollo de iniciativas privadas, España sufrió un periodo de miseria y atraso que la alejaron del resto de los países europeos que vieron fluir las ayudas de EE.UU. para la reconstrucción de la economía europea tras la finalización de la guerra mundial, de las que quedamos excluidos al no participar en ella.
Ante esta desalentadora situación, el régimen franquista adoptó un modelo autárquico que fracasó, agravando la situación la sequía de 1946. Esto hizo que los alimentos básicos estuvieran racionados, situación que perduró hasta 1951 y que dio origen al Mercado Negro. La falta de capital y de tecnología dio lugar a una industria atrasada y limitada, lo que no impedía los grandes beneficios empresariales a causa de los bajos salarios. La consecuencia de esta precaria situación, que duró más de un decenio, fue que la renta per cápita española, no alcanzó el nivel que había tenido en 1935 hasta 1952.
El desarrollo de la Guerra Fría entre los antiguos aliados va a convertir al Régimen de Franco en un posible aliado frente al enemigo del este de Europa encarnado en el viejo enemigo del régimen, la URSS. Esto va a suponer un punto de inflexión, España, a cambio de la cesión de bases militares, obtenía ayuda económica. pero lo fundamental era que, de esta manera, se rompía el aislamiento.
En definitiva, como queda patente en el caso español, las guerras suponen para cualquier país un drama social, de efectos económicos devastadores del que resulta difícil recuperarse, máxime en el caso de España en el que no se contó con ayuda externa, lo que hizo que la recuperación fuera mucho más penosa.